miércoles, 29 de junio de 2011

Dieta Modificada en Lactosa

La intolerancia a la lactosa, un azúcar de la leche, es producto de la deficiencia de la enzima lactasa. En realidad, la deficiencia se considera un trastorno normal de los mamíferos adultos, con conservación de la actividad enzimática hasta la edad adulta resultado de una mutación genética.

Se considera la deficiencia enzimática más frecuente; más de la mitad de los adultos está afectada. Esta anomalía es especialmente frecuente en individuos de orígenes africano. Asiático, mediterráneo y estadounidense; la tolerancia a la lactosa es muy prevalente en el norte de Europa.

La intolerancia a la lactosa se diferencia de la alergia a las proteínas de la leche. Los individuos alérgicos a la leche de vaca pueden consumir leches alternativas. Sin embargo, todas (de vaca, cabra u oveja) contienen lactosa. Los productos lácteos como el queso y la mantequilla incluyen proteínas de la leche, razón por la cual no pueden comerlos las personas con alergia real, aunque contienen cantidades inocuas de lactosa.

Casi todos los individuos con intolerancia a la lactosa de origen genético pueden tolerar al menos 5g de lactosa contenida en 100 ml de leche sin presentar síntomas.

Los síntomas gastrointestinales atribuidos por muchos individuos a la intolerancia a la lactosa pueden representar una forma de síndrome de colon irritable de causa aún desconocida. En términos de la proporción en la cual los síntomas son efectos de la lactosa en pacientes con mala digestión, no hay diferencia reconocible entre la leche entera y descremada; las recomendaciones para tales individuos de utilizar productos lácteos de leche entera para atenuar los síntomas carecen de fundamento.

Para los individuos con intolerancia a la lactosa que consumen más de 15g por día del hidrato de carbono se dispone de una variedad de productos sin lactosa o con hidrólisis de ésta.

La alimentación libre en lactosa se utiliza para personas que presentan flatulencia, dolor abdominal y diarrea asociados a la ingestión de productos que contienen lactosa (azúcar de la leche), como la leche, los quesos frescos (panela, Oaxaca, requesón, cottage), el yogur, etc. Los quesos maduros contienen menos cantidad de lactosa, el caseinato de calcio no contiene lactosa.

Alimento

Medida y cantidad

Contenido aproximado de lactosa (g)

Leche condensada

1 taza (240 ml)

35.0

Leche evaporada

1 taza (240 ml)

24.0

Leche en polvo

30 g

15.5

Leche entera semidescremada y descremada

1 taza (240 ml)

10 a 12

Helado normal y bajo en grasa

½ taza (60 g)

6 a 9

Leche de cabra

1 taza (240 ml)

8.1

Yogur

1 taza (60 g)

6.0

Queso cottage, panela

1 taza (60 g)

5.5

Leche hidrolizada

1 taza (240 ml)

3.0

Sherbet

½ taza (60 g)

2.0

Queso camembert

30 g

0.8

Crema

30 g

0.8

Queso parmesano, gouda

30 g

0.7

Crema dulce

1 cucharada (15 g)

0.6

Crema ácida

1 cucharada (15 g)

0.5

Queso amarillo

30 g

0.5

Mantequilla

1 cucharadita (5 g)

Trazas

Bibliografía

“Manual de dietas normales y terapéuticas”, Pérez Lizaur Ana Bertha, Editorial la prensa médica mexicana, 5aq. Edición, PPP. 202.

“Nutrición en la práctica clínica”, L. Katz David, Editorial Wolters Kluwer, 2da Edición, PP. 277-278.

martes, 21 de junio de 2011

Gastritis y su tratamiento dietetico

GASTRITIS

La gastritis es una inflamación de la mucosa gástrica. Puede ser de tipo agudo, con aparición rápida y resolución en pocos días, o de tipo crónico, en cuyo caso puede persistir durante años. Entre las causas de la gastritis aguda conviene destacar la ingestión de ciertos fármacos (por ejemplo antirreumáticos) y las transgresiones dietéticas. Cursa con dolor epigástrico, náuseas y en ocasiones vómitos, que pueden ser hemáticos. Las medidas de dietéticas son las mismas que el caso de ulcus gástrico, aunque evitando la leche durante los primeros días, ya que, aumentaría la tendencia al vomito.

La gastritis crónica es de diagnóstico más difícil. Debe distinguirse cuando cursa con abundante secreción ácida de las formas que lo hacen con hipoclorhidria. En ambas debe prescribirse una dieta antiulcerosa, así como, limitar las grasas (leche entera incluida) en la variedad poco secretora de Cl

La gastritis y las úlceras pépticas pueden aparecer como consecuencia de la alteración de la integridad de la mucosa gástrica por una infección, un compuesto químico o una causa neurológica.

La infección por Helicobacter pylori se considera la causa más frecuente de gastritis y úlcera péptica en la actualidad. La mayoría de los casos de inflamación crónica de la mucosa gástrica, úlceras pépticas, gastritis atrófica (inflamación crónica con deterioro de la membrana mucosa y las glándulas, que provoca aclorhidria y desaparición del factor intrínseco) y cáncer gástrico se atribuyen a la infección por H. pylori.

La infección no remite de manera espontánea y el riesgo de complicaciones se incrementa conforme aumenta la duración de la infección.

Generalmente, la infección queda confinada en la mucosa gástrica.

Estos microorganismos representan una cierta resistencia al medio acido del estómago, si bien la colonización del espacio situado por debajo de la capa mucosa protectora y la síntesis de grandes cantidades de ureasa les confieren una protección adicional. La ureasa produce amonio con el objetivo de facilitar la alcalinización del entorno de los microorganismos. Actualmente la prueba de la ureasa constituye una de las herramientas diagnosticas empleadas para detectar la infección por H. pilory

La infección por H. pylori configura un estado inflamatorio crónico. El tratamiento de la infección por H. pylori alivia la gastritis, mejora en cierta medida la función gástrica y, al menos, reduce las complicaciones que favorecen la carcinogénia.

Por lo general el tratamiento engloba la administración de dos o tres antibióticos y antiácidos.

Otras formas de gastritis

La utilización prolongada de ácido acetilsalicílico u otros AINE, esteroides, alcohol, sustancias erosivas, tabaco o cualquier combinación de estos compuestos puede afectar a la integridad de la mucosa e incrementar el riesgo de desarrollar gastritis aguda o crónica.

La gastritis de origen autoinmunitario puede estar implicada en algunos casos de gastritis. La alimentación inadecuada y el estado de salud malo pueden intervenir tanto en el inicio como en la gravedad de la sintomatología, y pueden retrasar el proceso de curación.

Los afectados pueden presentar unas concentraciones séricas bajas de vitamina b12 y hierro o calcio en ausencia de una producción normal de ácido.

En el caso del hierro, el uso de potentes antiácidos puede influir también en la anemia

TERAPIA

ES PRECISO EVALUAR LAS CONCENTRACIONES DE VITAMINA B12 en individuos con gastritis atrófica, ya que la carencia del factor intrínseco y de ácido origina hipoabsorción de esta vitamina.

En pacientes aquejados de gastritis crónica se observa hipoabsorcion de hierro, calcio y otros nutrientes debido a la acción sobre su biodisponibilidad que ejerce el ácido gástrico. En el caso del hierro, el uso de potentes antiácidos puede influir también en la anemia.

Normas generales

Debe comer despacio, masticando bien las comidas, que no deben der ser demasiado abundantes, en número de 5 ó 6 por día y ocasionalmente, alguna nocturna. Es importante mejorar las condiciones psicológicas del entorno, para intentar disminuir el estrés.

Alimentos desaconsejados

Extractos y caldos de carne (provocan la secreción del Cl H y no la neutralizan)

Salsas ácidas (p/e de tomate)

Frutas y zumos ácidos.

Por ser irritantes físicos o de contacto:

Carnes fibrosas

Cereales de grano entero

Frutas curdas

Verduras y hortalizas crudas

Alimentos o platos salados

Embutidos. Pescado graso. Marisco, Café, incluso descafeinado, té, alcohol.

Otros: azúcar, en cantidad, chocolate, especias, condimentos, fritos.

ALIMENTOS PERMITIDOS

Lácteos: Leche descremada, yogur, quesos frescos, o semisecos no salados, nata y crema de leche. Flan con leche, huevos, y poco azúcar.

Cereales: papas, pan blanco

Carnes: De pollo, ternera, cordero, cerdo, caballo, buey, conejo. Serán tiernas , eliminando las partes fibrosas y la grasa visible. Pueden ser preparados a la plancha o hervidos, evitando que se tuesten a modo visible

Pescados: Magros (blancos) preparación: hervido a la plancha

Huevos: pasados por agua en tortilla

Frutas: Cocidas (hervidas, al horno) tipo manzana o pera, dulce de membrillo

Verduras: En forma de puré o masticarlas cuidadosamente acelgas espinacas, judías verdes; puede incluirse zanahoria hervida.

Aceites: de olvida o semillas. Crudos o hervidos en los caldos o arroz.

Bebidas. Agua

Dulces: galletas tipo maría, bizcocho

Bibliografía

Dietoterapia de Krausse páginas 660 a 662

“Alimentación y Dietoterapia” de P. Cervera 4ta Edición Interamericana PP 356:358

domingo, 19 de junio de 2011

Dieta en Diabetes

Se caracteriza por un déficit absoluto o relativo de insulina, lo que origina hiperglucemia, con tendencia a afectación de pequeños y grandes vasos a largo plazo. El déficit de insulina se debe a un defecto de su secreción, de su acción, o de ambas.

La hiperglucemia mantenida se asocia a alteraciones a largo plazo de múltiples órganos, especialmente riñón, ojos, sistema nervioso, corazón, y vasos sanguíneos, en relación con la aparición de microangiopatía y microangiopatía. Las complicaciones crónicas son, por lo tanto, nefropatía, retinopatía, neuropatía periférica y/o autónoma y enfermedad cardiovascular. Además de estas complicaciones crónicas, en la evolución de la enfermedad pueden aparecer complicaciones agudas, como la hipoglucemia, la cetosis y la situación hiperosmolar.

La diabetes mellitus se considera en la actualidad uno de los problemas principales de salud. Su prevalencia aumenta a medida que se incrementa la esperanza de vida de la población.

La diabetes mellitus se caracteriza por un déficit absoluto o relativo de insulina, debido a un defecto de su secreción, de su acción o de ambas. En algunos pacientes en situaciones de estrés metabólico, la elevación de las hormonas contrainsulares y de ciertas citoquinas puede desarrollar un cuadro similar a la diabetes mellitus se originan alteraciones del metabolismo no sólo de los hidratos de carbono, sino también de las proteínas y de los lípidos.

Diabetes Mellitus tipo 1 (DM1) Resultado de la destrucción de las células beta del páncreas; la mayoría de los casos cursa con deficiencia absoluta de insulina.

Diabetes Mellitus tipo 2 (DM2) Consecuencia de un defecto progresivo en la secreción de insulina o un incremento en la resistencia a ella.

Otros tipos de diabetes. Pueden deberse a causas genéticas, enfermedad exócrina del páncreas o exposición a drogas o sustancias químicas.

Diabetes Mellitus Gestacional (DMG). Se diagnostica durante el embarazo.

Para evitar la aparición de complicaciones, el paciente diabético debe realizar ejercicio físico de forma habitual, mantener las pautas establecidas en su dieta e iniciar tratamiento farmacológico con antidiabéticos orales o insulina cuando sea necesario.

La dieta recomendable para un paciente diabético debe contener entre 10 y 20% de las calorías totales en forma de proteína, no más de 20% como grasa saturada y poliinsaturada y el resto, 60-70% del valor calórico total, en forma de grasa monoinsaturada e hidratos de carbono. Esto significa que la dieta del paciente diabético debe ser variada, incluyendo alimentos como cereales integrales, legumbres, fruta, verdura y lácteos descremados. Si se precisa aumentar la grasa monoinsaturada se pueden incorporar a la dieta alimentos como aceite de oliva, aceitunas, aguacate y frutos secos, con el objetivo de alcanzar y mantener un control glucémico y un peso próximos a los normales.

Existen situaciones especiales en la vida del diabético que hacen que la dieta deba adaptarse: edad, embarazo, enfermedades intercurrentes, obesidad, hipertensión arterial, hiperlipidemia e insuficiencia renal. En caso de precisar nutrición artificial, las indicaciones, el tipo de soporte nutricional y el desarrollo de complicaciones son similares a los de los pacientes sin diabetes

La nutrición artificial en pacientes diabéticos exige una adaptación individualizada de la prescripción de macronutrientes y del tratamiento farmacológico hipoglucemiante.

Fibra.

La fibra alimentaria debe de estar presente en la dieta de la diabetes mellitus, aunque no existen diferencias en las recomendaciones de la cantidad o el tipo de fibra, en comparación con la población general,

La fibra insoluble, como la que está presente en los cereales o el arroz integrales, modifica poco la glucemia posprandial y tiene mayor influencia sobre la masa fecal y el tiempo de tránsito intestinal.

La fibra soluble, que se halla preferentemente en frutas, verduras y legumbres, sí se puede disminuir la glucemia posprandial, la glucemia diaria media y la frecuencia de hipoglucemias. Por eso, su consumo habitual puede reducir los requerimientos de insulina.

La fibra alimentaria puede mejorar también el perfil lipídico por disminución compensadora del consumo de alimentos ricos en grasa y cambios en el metabolismo lipídico, que conducen a concentraciones menores de LDL-C

Edulcorantes artificiales

El uso de edulcorantes artificiales es aceptable, sin riesgos para la salud en las dosis comunes en alimentación humana. Las bebidas con edulcorantes artificiales pueden sustituir a las bebidas refrescantes habituales que producen mayores elevaciones de glucemia.

Alcohol

Las bebidas alcohólicas pueden ser una fuente de calorías que debe ser tenida en cuenta. Además de dificultar la pérdida de peso, pueden aumentar la hipertrigliceridemia en pacientes predispuestos a esta alteración. El consumo de alcohol aumenta el riesgo de hipoglucemia si no se consume con alimentos. Por estas razones, se suele aconsejar a los pacientes con diabetes mellitus que eviten la bebida de alcohol o la limiten a unos 15g/día en mujeres (una bebida al día) y a 30g/día en varones (dos bebidas al día)

En pacientes diabéticos bien controlados la ingesta de alcohol en cantidad modera no está contraindicada. Si se ingiere alcohol, se debe consumir con los alimentos y se debe contabilizar el aporte calórico (7kcal/g), intercambiándolo por 1g de grasa o dos raciones de intercambio de grasa.

“Tratado de Nutrición” Tomo IV, Ángel Gil, Editorial Medica Panamericana, 2da Edición, PP. 473, 479, 480, 489.

“Nutriología Medica” Esther Casanueva, Editorial Medica Panamericana, Tercera Edición, PP.476

Dieta Hiposodica

La ingestión de sodio en la dieta se controla para mantener el estado de hidratación, impedir la retención de líquidos o la hipertensión y para facilitar el manejo de la insuficiencia hepática, renal y cardiaca.

La pielonefritis y el riñón poliquistico son estados patológicos en los que se pierde sodio y por lo general aumenta su requerimiento. Las dietas controladas en el contenido de sodio son:

Plan de alimentación de cuatro mil a cinco mil miligramos de sodio 8174 a 217 miliequivalentes)

Es una alimentación prácticamente normal, que limita el consumo de los alimentos que han sido salados para su conservación (por ejemplo, cecina, bacalao, machaca, aceitunas, etc.)

Plan de alimentación de dos mil miligramos de sodio (87 miliequivalentes)

Implica una restricción leve. Es una alimentación normal, que limita los alimentos que se conservan por medio del salado, los embutidos, los productos de salchichonería, botanas, y los enlatados ( a excepción de los almíbares). Se permite cocinar con pequeñas cantidades de sal, pero prohíbe la sal de mesa.

Plan de alimentación de mil miligramos de sodio (43 miliequivalentes)

Implica una restricción modera,. En este plan alimentario no se debe agregar sal al preparar los alimentos y menos aún en la mesa. Se eliminan los embutidos. Los productos de salchichonería, los enlatados y los alimentos que contengan conservadores ricos en sodio, como el benzoato de sodio, el glutamato monosódico, y el nitrato de sodio, entre otros. Los alimentos salados como botanas saladas, aceitunas, nueces, cacahuates, cecina, machaca o bacalao se eliminan, a la vez que se restringen los productos de panadería a cuatro raciones como máximo y la leche se utiliza con moderación.

Plan de alimentación de 500 miligramos de sodio (22 miliequivalentes)

Implica una restricción severa. Esta dieta se debe utilizar por periodos cortos o sólo para exámenes de laboratorio. La alimentación es limitada y se eliminan el pan y las pastas; entre los cereales sólo se permite la tortilla de maíz sin conservadores. Se restringen las verduras ricas en sodio (como zanahoria, espinacas, apio, betabel, y acelgas).

Plan de alimentación de 250 miligramos de sodio (11 miliequivalentes)

Implica una restricción estricta. No se recomienda aplicar esta dieta, pero en casos muy específicos se podría utilizar por periodos muy cortos o para exámenes de laboratorio.

La alimentación es limitada, la leche debe de ser baja en sodio y se restringe la cantidad de proteína. También se controla el contenido de sodio del agua para beber.

Las principales sugerencias en relación con las dietas modificadas en el contenido de sodio son:

La modificación debe recomendarse en términos de miligramos o miliequivalentes

La restricción de sodio depende de la severidad del padecimiento y del uso de los diuréticos

La posibilidad de utilizar sustitutos de la sal debe especificarse, ya que la mayoría de estos contienen potasio y puede haber contraindicación para su uso.

Los medicamentos, principalmente los antiácidos, contienen cantidades importantes de sodio, por lo que se debe vigilar su prescripción.

Las comidas preparadas, rápids y las comidas en restaurantes, por lo general son ricas en sodio, por lo que deben evitarse.

Los platillos deben ser apetitosos. Para Ello se pueden utilizar hierbas y especias que den sabor a los alimentos.

El chile en su infinidad de variedades y preparaciones puede aumentar la palatabilidad de los platillos y así mejorar el apetito de los pacientes.

Las dietas con restricción severa de sodio deben considerar siempre el contenido de sodio del agua que ingiera la persona.

Las dietas de menos de 1500 miligramos de sodio son difíciles de consumir y diseñar, por lo que sólo se deben recomendar cuando el sujeto reciba un beneficio real en su tratamiento.

Bibliografía

Pérez Lizaur Ana Bertha, Marván Laborde Leticia, “Manual de dietas normales y terapéuticas, los alimentos en la salud y la enfermedad” PP. 207:209. 5ta Edición 2007.

miércoles, 15 de junio de 2011

Dieta Hiperproteica 2

Suplemento

Ración

Kcal

Proteína

Lípidos

HC

Proteinex en polvo

5.4 gr

20.5

4.9

0.1

0.02

Albúmina de huevo

30 gr

109

18

0.3

8.1

Caseinato de calcio

5 gr

32

9

0

0

Dieta Hipercalorica

Indicaciones

El plan de alimentación con un aumento en la recomendación de energía se utiliza para lograr un balance energético positivo, de modo que el sujeto aumente de peso o mantenga el peso en condiciones hipermetabólicas (sepsis, quemaduras, etc.)

Este plan se utiliza en pacientes que tienen un déficit de peso corporal de 20% o más, que no tengan problemas de anorexia nerviosa o de bulimia, a menos que estén bajo tratamiento interdisciplinario.

Es importante analizar el apetito y la capacidad del sujeto para comer las cantidades de alimentos que se requieren, o buscar una vía de alimentación (oral, enteral, parenteral o mixta) adecuada para lograr que el paciente consuma lo que necesita. Si la alimentación hiperenergética es por vía oral, se sugiere dividirla en seis o siete tiempos de comida.

Distribución energética

Se recomienda que el plan tenga una distribución normal de sustratos energéticos ( a menos que el paciente requiera modificaciones por su estado patológico) y que sea adecuado en vitaminas y nutrimentos inorgánicos. Para el cálculo de la energía es necesario considerar el peso real del sujeto y la tolerancia a la carga energética.

Conviene buscar alimentos de alta densidad energética (helados, sopas cremas enriquecidas, malteadas, etc.) y servir los alimentos sólidos al principio de las comidas y los líquidos al final, ya que éstos propician la sensación de plenitud.

El plan de alimentación hiperenergético se debe combinar con fisioterapia o ejercicio adecuado para lograr un incremento en la masa muscular y no en la masa grasa. Las dietas modificadas en energía deben ser lo más flexibles y creativas que sea posible, para lograr la incorporación de hábitos alimentarios adecuados.

Bibliografía

Pérez Lizaur Ana Bertha, Marván Laborde Leticia, “Manual de dietas normales y terapéuticas, los alimentos en la salud y la enfermedad” PP. 194:195. 5ta Edición 2007.

Dieta Hiperproteica

Dieta Hiperproteica

Dieta Hiperproteica

La ingestión de proteínas en la dieta se debe aumentar cuando se requiere lograr un balance positivo de nitrógeno en pacientes hipercatabólicos o con pérdida masiva de proteínas por orina. La relación energía-nitrógeno debe ser suficiente y se debe vigilar la función renal.

Una dieta hiperproteica es aquella en la cual se exceden las recomendaciones establecidas para los requerimientos diarios de proteínas. Actualmente se acepta que el consumo de 0,8 g/kg/día de proteínas es suficiente para cubrir los requerimientos nutricionales del adulto normal. En las edades pediátricas dichos requerimientos son de 2 g/kg/día hasta los 3 meses, 1,4 g/kg/día entre 3 y 6 meses, 1,2 g/ kg/día entre 6 y 12 meses y 1 g/kg/día en mayores de 1 año. En niños escolares (7-10 años de edad), los requerimientos proteicos disminuyen a 0,76- 0,77 g/kg/día, muy cercanos a los recomendados en los adultos.

Estas dietas de alto contenido en proteínas y bajo contenido de frutas y hortalizas, generan una cantidad importante de ácidos, principalmente en forma de sulfatos y fosfatos. El riñón responde a esta sobrecarga ácida con un aumento en la excreción ácida neta en forma de amonio y acidez titulable. Concomitantemente, el hueso contribuye a esta respuesta con su función amortiguadora mediante la resorción ósea, con el consecuente incremento en la excreción urinaria de calcio.

Las proteínas de la dieta, según sea su tipo, difieren significativamente en cuanto a su carga ácida potencial y por lo tanto, en su efecto generador de acidosis metabólica. Una dieta con un elevado contenido en proteínas de cenizas ácidas ocasiona una pérdida de calcio excesiva debido a su contenido acidogénico. La adición de amortiguadores externos a una dieta hiperproteica, bien en forma de sales química (bicarbonato de sodio, citrato de potasio, etc.) o bien en forma de frutas y hortalizas, reduce la excreción urinaria de ácidos y de calcio. Se puede lograr así detener la resorción ósea e incluso incrementar la acreción de hueso.

Una dieta de cenizas ácidas es aquella que genera ácido en su proceso metabólico. Alimentos tales como pescado y carnes (rojas y blancas) tienen una carga ácida potencial renal elevada (PRAL, por sus siglas en inglés). Muchos productos de granos y quesos también tienen una PRAL elevada. Por el contrario, la leche y productos lácteos diferentes al queso, tales como el yogurt, tienen una PRAL baja. Las frutas y las hortalizas tienen una PRAL negativa, lo cual significa que producen cenizas alcalinas.

Las frutas y hortalizas constituyen la mayor fuente de amortiguadores en la dieta

Los cambios hemodinámicos inducidos por la ingesta proteica permiten al riñón excretar mayor cantidad de productos de desecho nitrogenados derivados de proteínas. Sin embargo, a la larga ésto puede tener consecuencias adversas. El aumento de la presión y flujo intraglomerulares inducido por la carga proteica ocasiona cambios fisiopatológicos, los cuales mantenidos en el tiempo causan daño glomerular progresivo y esclerosis, particularmente en riñones con daño pre-existente (48). Sin embargo, los efectos hemodinámicos de la dieta hiperproteica a largo plazo sobre riñones normales no se conocen totalmente, aunque ciertamente existe el riesgo teórico. Un grupo de individuos particularmente susceptible es el de los pacientes obesos, quienes presentan hiperemia e hiperfiltración.

Efectos de las dietas hiperproteicas en ancianos

Los efectos de las proteínas en la dieta pueden ser de mayor importancia en la medida en que envejecemos. La capacidad renal para generar amonio y excretar hidrogeniones disminuye con la edad


Bibliografía

http://www.scielo.org.ve/pdf/avn/v22n2/art07.pdf