domingo, 19 de junio de 2011

Dieta en Diabetes

Se caracteriza por un déficit absoluto o relativo de insulina, lo que origina hiperglucemia, con tendencia a afectación de pequeños y grandes vasos a largo plazo. El déficit de insulina se debe a un defecto de su secreción, de su acción, o de ambas.

La hiperglucemia mantenida se asocia a alteraciones a largo plazo de múltiples órganos, especialmente riñón, ojos, sistema nervioso, corazón, y vasos sanguíneos, en relación con la aparición de microangiopatía y microangiopatía. Las complicaciones crónicas son, por lo tanto, nefropatía, retinopatía, neuropatía periférica y/o autónoma y enfermedad cardiovascular. Además de estas complicaciones crónicas, en la evolución de la enfermedad pueden aparecer complicaciones agudas, como la hipoglucemia, la cetosis y la situación hiperosmolar.

La diabetes mellitus se considera en la actualidad uno de los problemas principales de salud. Su prevalencia aumenta a medida que se incrementa la esperanza de vida de la población.

La diabetes mellitus se caracteriza por un déficit absoluto o relativo de insulina, debido a un defecto de su secreción, de su acción o de ambas. En algunos pacientes en situaciones de estrés metabólico, la elevación de las hormonas contrainsulares y de ciertas citoquinas puede desarrollar un cuadro similar a la diabetes mellitus se originan alteraciones del metabolismo no sólo de los hidratos de carbono, sino también de las proteínas y de los lípidos.

Diabetes Mellitus tipo 1 (DM1) Resultado de la destrucción de las células beta del páncreas; la mayoría de los casos cursa con deficiencia absoluta de insulina.

Diabetes Mellitus tipo 2 (DM2) Consecuencia de un defecto progresivo en la secreción de insulina o un incremento en la resistencia a ella.

Otros tipos de diabetes. Pueden deberse a causas genéticas, enfermedad exócrina del páncreas o exposición a drogas o sustancias químicas.

Diabetes Mellitus Gestacional (DMG). Se diagnostica durante el embarazo.

Para evitar la aparición de complicaciones, el paciente diabético debe realizar ejercicio físico de forma habitual, mantener las pautas establecidas en su dieta e iniciar tratamiento farmacológico con antidiabéticos orales o insulina cuando sea necesario.

La dieta recomendable para un paciente diabético debe contener entre 10 y 20% de las calorías totales en forma de proteína, no más de 20% como grasa saturada y poliinsaturada y el resto, 60-70% del valor calórico total, en forma de grasa monoinsaturada e hidratos de carbono. Esto significa que la dieta del paciente diabético debe ser variada, incluyendo alimentos como cereales integrales, legumbres, fruta, verdura y lácteos descremados. Si se precisa aumentar la grasa monoinsaturada se pueden incorporar a la dieta alimentos como aceite de oliva, aceitunas, aguacate y frutos secos, con el objetivo de alcanzar y mantener un control glucémico y un peso próximos a los normales.

Existen situaciones especiales en la vida del diabético que hacen que la dieta deba adaptarse: edad, embarazo, enfermedades intercurrentes, obesidad, hipertensión arterial, hiperlipidemia e insuficiencia renal. En caso de precisar nutrición artificial, las indicaciones, el tipo de soporte nutricional y el desarrollo de complicaciones son similares a los de los pacientes sin diabetes

La nutrición artificial en pacientes diabéticos exige una adaptación individualizada de la prescripción de macronutrientes y del tratamiento farmacológico hipoglucemiante.

Fibra.

La fibra alimentaria debe de estar presente en la dieta de la diabetes mellitus, aunque no existen diferencias en las recomendaciones de la cantidad o el tipo de fibra, en comparación con la población general,

La fibra insoluble, como la que está presente en los cereales o el arroz integrales, modifica poco la glucemia posprandial y tiene mayor influencia sobre la masa fecal y el tiempo de tránsito intestinal.

La fibra soluble, que se halla preferentemente en frutas, verduras y legumbres, sí se puede disminuir la glucemia posprandial, la glucemia diaria media y la frecuencia de hipoglucemias. Por eso, su consumo habitual puede reducir los requerimientos de insulina.

La fibra alimentaria puede mejorar también el perfil lipídico por disminución compensadora del consumo de alimentos ricos en grasa y cambios en el metabolismo lipídico, que conducen a concentraciones menores de LDL-C

Edulcorantes artificiales

El uso de edulcorantes artificiales es aceptable, sin riesgos para la salud en las dosis comunes en alimentación humana. Las bebidas con edulcorantes artificiales pueden sustituir a las bebidas refrescantes habituales que producen mayores elevaciones de glucemia.

Alcohol

Las bebidas alcohólicas pueden ser una fuente de calorías que debe ser tenida en cuenta. Además de dificultar la pérdida de peso, pueden aumentar la hipertrigliceridemia en pacientes predispuestos a esta alteración. El consumo de alcohol aumenta el riesgo de hipoglucemia si no se consume con alimentos. Por estas razones, se suele aconsejar a los pacientes con diabetes mellitus que eviten la bebida de alcohol o la limiten a unos 15g/día en mujeres (una bebida al día) y a 30g/día en varones (dos bebidas al día)

En pacientes diabéticos bien controlados la ingesta de alcohol en cantidad modera no está contraindicada. Si se ingiere alcohol, se debe consumir con los alimentos y se debe contabilizar el aporte calórico (7kcal/g), intercambiándolo por 1g de grasa o dos raciones de intercambio de grasa.

“Tratado de Nutrición” Tomo IV, Ángel Gil, Editorial Medica Panamericana, 2da Edición, PP. 473, 479, 480, 489.

“Nutriología Medica” Esther Casanueva, Editorial Medica Panamericana, Tercera Edición, PP.476

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