martes, 31 de mayo de 2011

Dieta Baja en Colesterol

Las hipercolesterolemias tienen gran interés dentro de las dislipidemias por su contribución en el desarrollo de la arterosclerosis.

La HLP tipo II puede presentar distintas formas:

a) Hipercolesterolemia familiar (fenotipo IIa). Es un defecto que consiste en la falta de receptores de las LDL de forma total en los homocigotos o arcial en los heterocigotos, que provoca el aumento de las LDL y del colesterol total

b) Hipercolesterolemia poligénica. Es la forma más frecuente de hipercolesterolemias primarias, pues representa el 80% de ellas. Así como en la anterior existe un déficit muy grave de receptores a las LDL, en la poligénica éstos son normales.

c) Hiperlipidemia familiar combinada. Se caracterizas por la elevación del colesterol o de los triglicéridos, o de ambos a la vez, que presentan miembros de una misma familia, atribuible a un aumento de la síntesis de apoproteína B que se traduce en un incremento de VLDL, secretadas por el hígado.

Tratamiento dietético

Los parámetros nutricionales que deben controlarse de manera precisa en las dislipoproteinemias son:

Lípidos

Se recomienda limita los lípidos totales de la dieta entre el 30 y 35% del total energético. La procedencia de las grasas alimentarias es de gran importancia en el tratamiento de los trastornos lipídicos.

a) Ácidos grasos saturados. Se recomienda especialmente su reducción a menos del 7% del valor energético total de la dieta. Los ácidos grasos saturados actúan disminuyendo la síntesis y la actividad de los receptores de las LDL en el hígado. La presencia en la dieta de los ácidos grasos saturados (láurico, mirístico y palmítico sobre todo) en cantidad importante se asocia a niveles elevados de colesterol sanguíneo.

b) Ácidos grasos poliinsaturados (omega 6). El aporte de ácidos poliinsaturados (PUFA) es beneficioso, ya que está demostrado que los de la seria omega-6, en particular el ácido linoleico, tienen un efecto depresor del colesterol.

Sin embargo se debe evitar un aporte excesivo de poliinsaturados (menos del 10% de las calorías totales) ya que su exceso presenta algunos riesgos, entre los que destacan su efecto depresor del colesterol de las HDL, su incidencia en litiasis biliar, y otras consecuencias a largo plazo mal conocidas(a partir de las observaciones efectuadas en animales).

c) Ácidos grasos poliinsaturados (omega-3). Se recomienda el consumo de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga de la serie omega.-3 (eicosapentanoico EPA o C 20:5 y docosahexaenoico DHA o C 22:6) presentes en las grasas de pescados y animales marinos. Su efecto sobre el nivel plasmático del colesterol no es muy valorable, pero sí está demostrado que aumenta las HDL y, sobre todo, que disminuye los triglicéridos plasmáticos. Paralelamente ejercen una función inhibidora sobre la agregación plaquetaria y sobre la trombogénesis al favorecer la formación de ciertas prostaglandinas. También, disminuyen la viscosidad sanguínea, aumentan la actividad fibrinolítica, reducen la respuesta a las catecolaminas y bajan la tensión arterial.

Se recomienda el consumo de pescado azul dos o tres veces por semana.

d) Ácidos grasos Monoinsaturados. Los ácidos grasos Monoinsaturados, cuyo principal representante – el ácido oleico- es un componente importante del aceite de oliva, después de numerosos estudios, se consideran beneficiosos cuando sustituyen a las grasas saturadas, por su efecto depresor del colesterol plasmático sin que alteren las HDL.

e) Colesterol. El colesterol dietético es capaz de modificar la concentración del colesterol plasmático en el hombre, aunque con diferencias, en ocasiones, importantes de un individuo a otro.

La absorción de colesterol alimentario depende de varios factores como el tránsito intestinal, o la presencia de los esteroles vegetales o marinos, que compiten con el colesterol reduciendo su absorción. Éste es el caso del marisco. El marisco es, en general, pobre en grasa pero contiene ácidos grasos n-3 en proporciones variables. También, contiene colesterol con diferencias según la especie. Los más ricos son las gambas y los calamares; y los más pobres, los mejillones.

Los moluscos de concha, al contener esteroles marinos, disminuyen la absorción del colesterol. El colesterol alimentario actúa de forma sinérgica con los ácidos grasos saturados para aumentar el nivel plasmático de colesterol.

Las cifras de colesterol alimentario que se suelen recomendar están alrededor de los 200 mg/día, aunque podría llegarse a un aporte prácticamente nulo mediante una dieta vegetariana; pero sucede que ésta sería difícilmente aceptada por individuos no acostumbrados a prescindir de alimentos de origen animal.

Glúcidos

El aporte de la dieta debe estar alrededor de 50-60% de la ración calórica total, sobre todo bajo forma de glúcidos complejos. El exceso de glúcidos simples puede estar relacionado con un aumento de triglicéridos y conducir a una dieta hipercalórica.

Esteroles y estanoles vegetales.

El consumo de alimentos enriquecidos en esteroles o estanoles vegetales (alimentos funcionales) mejora el perfil lipídico ya que disminuye las concentraciones plasmáticas de colesterol-LDL. Las cantidades efectivas son de 2g aproximadamente.

Fibra

Parece demostrado que las dietas ricas en fibra producen descenso de las concentración plasmática de colesterol, a expensas sobre todo de las LDL sin que haya variación sobre las HDL y los triglicéridos. Estos descensos se han relacionado con un aumento de la excreción fecal de colesterol y ácidos biliares.

Existen numerosos estudios realizados en este sentido que indican que el efecto de las fibras sobre los lípidos sanguíneos varía según varía según el tipo de fibra utilizada.

Así, la pectina, las fibras de las leguminosas y las del salvado de avena tienen un efecto hipocolesterolemiante, mientras que las del salvado de trigo y de maíz no producen dicho efecto.

Se recomienda una dieta que contenga de 20 a 30 g de fibra al día.

Fuente Cantidad (g)

Pectina 6-40

Gomas 8-36

Granos secos o leguminosas 100-150

Salvado de avena seco 25-100

Harina de avena 57-140

Psilio 10-30

Cantidad de fibra soluble que se requiere diariamente para producir un efecto reductor de lípidos

Proteínas

Deben mantenerse los valores normales que corresponden a la dieta equilibrada, aunque es importante tener presente la asociación que suele haber entre proteínas y grasas saturadas en las carnes, por lo que se recomienda disminuir las proteínas animales y aumentar las vegetales.

Bibliografía

“Alimentación y Dietoterapia”, P. Cervera, J Clapés, R. Rigolfas, Mc Graw Hill 4 edición, 330:332.

No hay comentarios:

Publicar un comentario